La Fórmula 1 ha consolidado en Biggin Hill, al sur de Londres, un centro industrial donde más de 130 especialistas gestionan la operación remota del campeonato, apoyados por infraestructura tecnológica de Lenovo basada en servidores de alto rendimiento y hardware preparado para inteligencia artificial.

Operación remota impulsada por Lenovo
Antes, cada gran premio requería trasladar a más de 250 personas y toneladas de equipamiento a los circuitos; hoy, una parte significativa del soporte técnico y operativo se concentra en este único centro, que actúa como cerebro coordinador de la competencia.

Desde Biggin Hill se gestionan las transmisiones globales, se procesan datos en tiempo real y se coordina cada detalle necesario para que las carreras se vivan como en la pista, controlando feeds de televisión, radios de pilotos, telemetría y parámetros de color con latencia mínima.
Un equipo dedicado monitorea hasta veinte canales de radio en paralelo, lo que permite que la voz de los pilotos llegue en aproximadamente cinco segundos desde cualquier circuito al centro de control y, desde allí, se distribuya a audiencias de todo el mundo.

Cada fin de semana de carrera, la categoría transmite alrededor de seiscientos terabytes de información, incluyendo velocidad, revoluciones y fuerzas G en cada curva; esa data se procesa con precisión milimétrica para nutrir transmisiones, estrategias deportivas y la experiencia de los fanáticos.
Cuando el hardware utilizado en estas operaciones llega al final de su vida útil, Lenovo lo incorpora a su programa de recuperación de activos, reciclándolo de manera controlada como una forma concreta de reducir el impacto ambiental asociado a la categoría reina del automovilismo.
Detrás de cada curva, adelantamiento y décima de segundo opera una red tecnológica invisible que sostiene la experiencia, donde las soluciones de alto rendimiento de Lenovo llevan la Fórmula 1 desde la pista a millones de pantallas con imágenes nítidas, datos inmediatos e inmersión total.


