En el marco del Seminario “Competencia y Conectividad: Regulando el Futuro de las Telecomunicaciones”, organizado por el Centro de la Libre Competencia de la Facultad de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile, por el Pisapapeles conversó con Maryleana Méndez, secretaria general de ASIET, quien advirtió sobre la falta de un modelo económico que respalde el despliegue de la nueva red en la región.

¿Qué limita la consolidación del 5G en la región?
La transición hacia el 5G ha incrementado notablemente la velocidad y capacidad de las redes, pero los ingresos de los operadores no han seguido el mismo ritmo. La expansión del tráfico de datos ha ido acompañada de la sustitución de servicios tradicionales por plataformas digitales, lo que ha modificado por completo la cadena de valor del sector.
“Con el 4G se incrementó la velocidad hacia el usuario final y surgió el ecosistema de aplicaciones. Desde entonces se generó un fenómeno distinto: un aumento exponencial del tráfico y la sustitución de servicios tradicionales por aplicaciones que funcionan sobre la red”.
El costo del espectro radioeléctrico también se ha convertido en un obstáculo para la rentabilidad del 5G. En mercados como el chileno, los valores pagados por las licencias superaron las expectativas, afectando los márgenes de inversión y retorno.

“En algunos casos, como el chileno, el costo del espectro fue particularmente alto. Hubo un cambio en la forma de valorarlo y se asumieron apuestas que no necesariamente están resultando rentables”.
Aunque el 5G ya alcanza más del 90 % del territorio habitable, solo un tercio de los teléfonos en circulación puede aprovechar su potencial. Esa brecha entre infraestructura y uso real limita el desarrollo de servicios avanzados y retrasa los beneficios económicos esperados.
“Hoy el 92 % del territorio habitable cuenta con cobertura 5G. Sin embargo, solo alrededor del 35 % del parque de teléfonos tiene capacidad para aprovecharla”.

Más allá de la cobertura, el verdadero reto está en construir un modelo sostenible que combine inversión, regulación y adopción tecnológica. Solo así el 5G podrá convertirse en una herramienta efectiva para impulsar la productividad y la competitividad digital en América Latina.