La participación de Intel en el desarrollo de Aurora, el primer sistema exaescala entregado al Departamento de Energía de Estados Unidos, marcó un hito en la historia de la computación de alto rendimiento. Este proyecto, realizado en conjunto con HPE y el Laboratorio Nacional de Argonne, combina visión institucional, colaboración estratégica y una proyección tecnológica que trasciende los límites del hardware.
Con este motivo, conversamos con Marcelo Bertolami, director de Socios Regionales y del Equipo de Tecnología de LatAm en Intel, sobre el significado de Aurora, los aprendizajes de la colaboración y las oportunidades que abre para la ciencia y la industria.

Aurora como hito y posicionamiento estratégico
Aurora significó para Intel el ingreso oficial a la era exaescala, un logro que no solo refleja la capacidad tecnológica de la compañía, sino que también la ubica en una posición destacada frente a sus competidores en HPC e inteligencia artificial.
"Aurora no es solo una supercomputadora, es un logro tecnológico. Capaz de realizar dos billones de cálculos por segundo, representa la llegada de Intel a la era exaescala con una plataforma diseñada para afrontar los desafíos más complejos de la ciencia y la inteligencia artificial".
El valor simbólico del proyecto también se reflejó en el equipo humano que lo impulsó, que vivió en primera persona el inicio de una nueva etapa para Intel.
"Para el equipo de Intel que estuvo involucrado, ver encenderse el primer procesador de producción en el laboratorio JF5, en Oregón, fue un momento histórico, cargado de emoción, orgullo y una profunda responsabilidad".

Este hito no se limitó al plano tecnológico, sino que marcó una declaración de posicionamiento estratégico. Para Intel, Aurora es la prueba de que su ecosistema de hardware y software puede sostener proyectos de impacto global y responder a los desafíos más exigentes de la comunidad científica.
"Con Aurora nos posicionamos como un actor clave en el cómputo de alto rendimiento (HPC) e IA, al ofrecer la capacidad de acelerar investigaciones que van desde el mapeo del cerebro hasta el diseño avanzado de aeronaves".
Ese posicionamiento trasciende el sector tecnológico y ya está teniendo impacto en la manera en que la ciencia aborda los grandes problemas globales.
"Ya está revolucionando la manera en que los científicos utilizan la IA y las simulaciones para abordar algunos de los desafíos más complejos de la ciencia y la ingeniería. Es una prueba tangible de cómo la innovación puede transformar el conocimiento científico a escala global".
Un modelo de colaboración entre industria y laboratorio
El desarrollo de Aurora fue posible gracias a la cooperación estrecha entre Intel, HPE y el Laboratorio Nacional de Argonne, quienes trabajaron como un solo equipo en todas las etapas del proyecto.
"Desde las fases más tempranas del proyecto trabajamos con HPE y el Laboratorio Nacional de Argonne como un solo equipo, con un modelo de colaboración que integraba no solo las capacidades técnicas de cada parte, sino también una cultura de innovación conjunta".
Este esquema permitió que las fortalezas de cada actor se complementaran y que el laboratorio entregara observaciones clave para ajustar el diseño.
"Argonne participó activamente en el diseño y desarrollo del sistema, aportando retroalimentación técnica constante que nos permitió refinar el hardware, el software y las arquitecturas intermedias".
A partir de esa validación continua, la integración con HPE se estableció como la columna vertebral operativa del proyecto.
"Con HPE nos enfocamos en la integración de hardware, software y sistemas a escala exaescala, abordando desafíos que van desde la interconexión de miles de nodos".

La magnitud del reto exigió medidas de eficiencia y confiabilidad que aseguraran continuidad operativa en condiciones reales.
"Hasta la implementación de soluciones de refrigeración líquida directa para optimizar eficiencia y estabilidad térmica".
Ese nivel de integración consolidó un método de trabajo con visibilidad compartida de riesgos y decisiones técnico-operativas.
"Este modelo, basado en transparencia, comunicación continua y resolución conjunta de problemas, establece un precedente: fabricantes, integradores y usuarios finales trabajando de forma integrada para acelerar la innovación y asegurar que el sistema cumpla con las necesidades operativas y científicas".

El rol del Departamento de Energía en la planificación
El Departamento de Energía de Estados Unidos definió los objetivos estratégicos de Aurora desde el inicio, lo que influyó directamente en la planificación técnica y en las decisiones de diseño de Intel.
"El Departamento de Energía de Estados Unidos (DOE), a través del Laboratorio Nacional de Argonne, definió desde el inicio los objetivos estratégicos que debía cumplir Aurora: ser una plataforma capaz de ejecutar simulaciones científicas, realizar análisis de datos e impulsar el desarrollo de inteligencia artificial aplicada a problemas científicos".

Estos lineamientos iniciales funcionaron como hoja de ruta, asegurando que cada componente del sistema respondiera a necesidades científicas concretas.
"Estas metas guiaron nuestras decisiones técnicas en todas las fases del proyecto".

La influencia del DOE se extendió hasta la elección de procesadores y aceleradores, garantizando que la infraestructura resultante combinara escalabilidad y flexibilidad.
"Desde la arquitectura de cómputo y almacenamiento hasta la selección de procesadores Intel® Xeon® CPU y las Intel® Data Center GPUs (Max Series), todo fue diseñado para cumplir los requisitos de rendimiento, escalabilidad y flexibilidad definidos por el DOE".


Frameworks y entornos de inteligencia artificial
La colaboración con Argonne también permitió a Intel trabajar en la optimización de frameworks como oneAPI y en la creación de entornos de inteligencia artificial, garantizando que Aurora pudiera desplegar aplicaciones críticas desde el primer día.
"Nuestra colaboración con Argonne no se limitó a la construcción física de Aurora, trabajamos juntos en la optimización de software, la maduración de frameworks como oneAPI y la creación de entornos de IA adaptados a cargas de trabajo de alto rendimiento".
Para alcanzar ese objetivo, el equipo contó con un banco de pruebas que permitió afinar el software antes de la implementación definitiva.
"Para esto utilizamos el sistema de prueba Sunspot, que cuenta con la misma arquitectura que Aurora, y que nos permitió validar, depurar y optimizar el código antes de su despliegue final".

La experiencia con Sunspot sirvió como un campo de pruebas que redujo tiempos de integración y garantizó que el sistema alcanzara su máximo rendimiento desde el inicio.
"Esta fase fue clave para garantizar que las aplicaciones críticas pudieran aprovechar el potencial de Aurora desde el primer día".
Durante el desarrollo de Aurora, Intel y Argonne implementaron Sunspot, un sistema de prueba a menor escala que permitió validar arquitecturas, frameworks y aplicaciones críticas antes de la entrada en operación del supercomputador exaescala.

La experiencia previa demostró que la colaboración temprana con el usuario final genera beneficios concretos en eficiencia y tiempos de integración.
"El trabajo conjunto en la fase previa de pruebas a escala real nos demostró que la co-innovación temprana con el usuario final no solo reduce los tiempos de integración, sino que también permite alcanzar un rendimiento óptimo de manera inmediata".

Impacto científico y proyección institucional
Aurora está diseñada para ser una plataforma estratégica en múltiples áreas científicas, con impacto en investigación climática, médica y en el desarrollo de nuevos materiales.
"En Intel vemos a Aurora como una plataforma estratégica para la investigación científica a nivel global".
La alianza con el Laboratorio Nacional de Argonne permitió enfocar sus capacidades hacia disciplinas críticas que marcan la frontera del conocimiento.
"Junto con el Laboratorio Nacional de Argonne, hemos orientado sus capacidades hacia áreas como la climatología, la investigación del cáncer, la cosmología y la ciencia de materiales".

La clave de este impacto está en la arquitectura heterogénea y en un ecosistema abierto que potencia la portabilidad de las aplicaciones.
"Su arquitectura heterogénea, que combina CPUs y GPUs de alto rendimiento, junto con un ecosistema de software abierto como oneAPI, permite impulsar la portabilidad y optimización de aplicaciones en distintas arquitecturas de hardware".
Ese enfoque, además de reforzar el ecosistema de HPC e IA, garantiza que más investigadores tengan acceso a herramientas de vanguardia.
"Esto no solo fortalece el ecosistema de HPC e IA, sino que amplía el acceso de la comunidad científica a herramientas y recursos de vanguardia".

Transferencia tecnológica hacia la industria
Las lecciones aprendidas con Aurora también apuntan a entornos comerciales e industriales, donde arquitecturas heterogéneas pueden aplicarse a centros de datos empresariales y proyectos de gran escala.
"El trabajo con Aurora abre la puerta a la transferencia tecnológica hacia entornos comerciales e industriales".
Su diseño permite aprovechar la misma combinación de procesadores y aceleradores en escenarios corporativos de gran demanda.
"La arquitectura que combina CPUs, GPUs y software optimizado puede implementarse en centros de datos empresariales para ejecutar cargas complejas, optimizar procesos y analizar grandes volúmenes de datos en tiempos récord".

La experiencia adquirida también abrió paso a iniciativas de mayor escala, orientadas a la creación de modelos avanzados de inteligencia artificial.
"Iniciativas como el Consorcio de Trillones de Parámetros y proyectos como AuroraGPT son un ejemplo del potencial de estas capacidades".
Estos desarrollos muestran cómo la convergencia de HPC e inteligencia artificial trasciende el ámbito científico y se abre paso en sectores productivos.
"Para sectores como la manufactura, la energía, la salud y las finanzas. La convergencia entre HPC e IA está demostrando que es posible abordar problemas específicos de alto impacto de manera más rápida y precisa".

Hoja de ruta tecnológica y arquitecturas futuras
Aunque Aurora fue un proyecto independiente, sus aprendizajes siguen influyendo en el desarrollo de GPUs y arquitecturas convergentes dentro de la hoja de ruta de Intel.
"Si bien la supercomputadora Aurora utiliza CPUs y GPUs de Intel, Falcon Shores no estuvo vinculado al programa Aurora, sino que formaba parte de la hoja de ruta más amplia de Intel para GPUs destinadas a HPC e IA".

La decisión de no continuar con Falcon Shores no invalidó los conocimientos adquiridos, que aún orientan el perfeccionamiento de nuevas generaciones de procesadores gráficos.
"Aunque Intel decidió no continuar con Falcon Shores, los aprendizajes obtenidos de la implementación de Aurora continúan guiando el desarrollo y la optimización de nuestras GPUs actuales".

AuroraGPT y la integración de IA científica
El desarrollo de AuroraGPT, en el marco del Consorcio de Trillones de Parámetros, posiciona a Intel como un actor clave en la convergencia entre inteligencia artificial y computación de alto rendimiento.

El desarrollo de AuroraGPT, en el marco del Consorcio de Trillones de Parámetros, posiciona a Intel como un actor clave en la convergencia entre inteligencia artificial y computación de alto rendimiento.
"AuroraGPT, desarrollado en el marco del Consorcio de Trillones de Parámetros, representa un avance clave en la integración de inteligencia artificial y computación de alto rendimiento".
Su escala permite aprovechar toda la capacidad de Aurora en áreas científicas donde los datos masivos y las simulaciones complejas son críticos.
"Este modelo de IA a gran escala aprovecha la capacidad de Aurora para abordar problemas científicos complejos, como simulaciones avanzadas y análisis de grandes volúmenes de datos".

Gracias a este nivel de procesamiento, se habilitan líneas de investigación que requieren modelamiento y predicción a gran escala.
"Lo que abre nuevas posibilidades en áreas como la investigación médica, el cambio climático y el diseño de materiales".
A partir de estos avances, la cooperación entre instituciones se vuelve determinante para escalar resultados y compartir capacidades.
"La colaboración con laboratorios nacionales y otras instituciones posiciona a Intel como un facilitador de innovación en la IA científica".
Este tipo de alianzas consolida un ecosistema donde los avances tecnológicos se transfieren como estándares y buenas prácticas para la industria.
"Al integrar tecnologías como la arquitectura Intel Xe y herramientas como Intel® oneAPI, este proyecto no solo impulsa el desarrollo de modelos más avanzados, sino que también establece un estándar para la convergencia entre HPC e IA".
La estandarización obtenida con esa convergencia establece una referencia técnica exigente para la siguiente generación de proyectos.
"Este enfoque estratégico refuerza el papel de Intel en la creación de soluciones tecnológicas que abordan desafíos globales".
De esta manera, AuroraGPT se integra como un pilar para sostener infraestructuras de inteligencia artificial a gran escala con impacto directo en ciencia y tecnología.
"Consolidando su posición en el desarrollo de infraestructuras para la IA a gran escala y su impacto en la ciencia y la tecnología".
Aurora es, al mismo tiempo, un logro técnico y una apuesta institucional que confirma el papel de Intel en la era exaescala. Más allá de la magnitud de su capacidad de cómputo, el proyecto refleja la importancia de la cooperación entre industria, laboratorios y gobiernos para impulsar la innovación en beneficio de la ciencia y la sociedad.