El XIII Summit País Digital 2025 será un espacio clave para debatir sobre el futuro digital de Chile y su proyección regional. La salud, como uno de los sectores más desafiantes y a la vez con mayor potencial de transformación, ocupa un lugar central en esa conversación.
En este marco, Martín Kozak, Country Manager de InterSystems Chile, entrega su visión sobre el estado de la industria tecnológica en la región, los retos de la salud digital, la importancia de la interoperabilidad y el rol de la inteligencia artificial.
En esta entrevista, Kozak aborda cómo Chile ha alcanzado un nivel de madurez tecnológica que lo coloca en posición privilegiada para avanzar hacia un modelo digital más integrado. También analiza la cautela en la inversión en salud, la relevancia de la Ley de Interoperabilidad, los desafíos de la nueva Ley de IA y el impacto transformador que puede tener la inteligencia artificial en los hospitales del país y de la región.

El momento de la industria tecnológica en la región y en Chile
América Latina atraviesa un punto de madurez que supera la etapa inicial de adopción. Chile, gracias a su conectividad, regulaciones recientes y dinamismo privado, tiene condiciones favorables para avanzar hacia un modelo digital más integrado y sostenible en el tiempo.
"La industria tecnológica en América Latina está en un punto de madurez interesante. Hemos dejado atrás la etapa de adopción inicial y hoy existe una demanda concreta por soluciones que entreguen valor inmediato, con foco en escalabilidad, seguridad y gobernanza de datos".
Esta primera reflexión apunta a un cambio de etapa en la región. Ya no basta con introducir tecnología, ahora el foco está en su capacidad de generar resultados tangibles y sostenibles.
"En Chile, en particular, la combinación de conectividad, nuevas normativas y un ecosistema privado muy dinámico nos coloca en una posición privilegiada para dar el salto hacia un modelo digital más integrado, sobre todo en áreas críticas como la salud".

La discusión ya no se centra en adquirir tecnología, sino en cómo esta genera valor para las personas. En salud, eso significa mejorar la experiencia de pacientes y liberar tiempo para los equipos clínicos, con un impacto directo en la calidad del sistema.
"Lo relevante ahora es que ya no hablamos de tecnología como un fin en sí mismo, sino como un habilitador estratégico".
Este cambio conceptual implica que la digitalización no es un fin aislado, sino una herramienta que abre la puerta a rediseñar procesos y a generar nuevos modelos de atención más eficientes.
"La conversación se ha movido hacia cómo los datos se convierten en valor para las personas, cómo la inteligencia artificial puede liberar tiempo clínico o cómo la interoperabilidad evita duplicar esfuerzos. Chile tiene la oportunidad de consolidar un modelo de referencia regional si logra coordinar a sus actores públicos y privados bajo una misma visión de largo plazo".
El mercado exige soluciones que respondan a problemas concretos. Esto obliga a los proveedores a contextualizar la tecnología global a la realidad local y a involucrarse en la gestión del cambio cultural en las instituciones.
"Lo que marca la diferencia ahora es que el mercado ya no busca simplemente 'tener tecnología', sino soluciones que resuelvan problemas concretos: listas de espera, eficiencia clínica, calidad de la atención".

Este énfasis práctico refleja que la demanda actual es más exigente y realista: las instituciones requieren respuestas inmediatas y medibles a sus desafíos más urgentes.
"Eso obliga a que los proveedores adaptemos productos globales al contexto local y que acompañemos a las instituciones en el cambio cultural que implica. Creo que Chile tiene la oportunidad de convertirse en un referente regional si logra articular de manera efectiva a sus distintos actores y acelerar la ejecución de lo que ya está diseñado".
Así, Chile enfrenta la oportunidad de consolidarse como líder regional si logra traducir los planes en ejecución efectiva y en resultados que impacten directamente en la vida de las personas.stintos actores y acelerar la ejecución de lo que ya está diseñado".
Salud digital: entre la cautela y la necesidad de ejecutar
La lentitud en la ejecución de proyectos de salud digital no responde solo a resistencia cultural, sino también a la magnitud de los cambios que implican. Invertir en este ámbito requiere un rediseño profundo de procesos clínicos y estructuras organizacionales.
"Es cierto que muchas veces en salud hablamos más de lo que ejecutamos, y eso tiene que ver con la magnitud de los cambios".
Kozak reconoce que gran parte de la lentitud en la transformación digital de la salud se explica por la magnitud del desafío. No se trata de un cambio menor, sino de un rediseño profundo del sistema.
"Invertir en salud digital no es solo comprar un software: implica rediseñar procesos clínicos, capacitar equipos y sostener una gobernanza de datos a largo plazo. Esa complejidad genera cautela, porque nadie quiere arriesgar una inversión sin resultados claros".

Las experiencias internacionales muestran que el retorno de la inversión existe cuando los proyectos están bien implementados. Estos casos también prueban que los beneficios trascienden lo financiero y se traducen en mejoras para equipos médicos y pacientes.
"Sin embargo, ya existen experiencias internacionales que muestran retornos muy concretos. En algunos sistemas de salud, el uso de asistentes de IA para documentar consultas liberó miles de horas de trabajo administrativo y mejoró la interacción cara a cara entre médicos y pacientes".
Este ejemplo ilustra cómo la tecnología aplicada correctamente no solo impacta en eficiencia operativa, sino también en la relación directa entre médicos y pacientes.
"Ese tipo de resultados demuestra que la tecnología bien implementada genera beneficios que van mucho más allá del ROI financiero, se traduce en eficiencia, satisfacción de los equipos clínicos y calidad de la atención. El desafío es pasar de pilotos aislados a proyectos escalables, con métricas claras y voluntad de ejecución".

Interoperabilidad: la piedra angular de la salud digital
La interoperabilidad es clave para asegurar la continuidad de la atención y evitar la fragmentación de la información clínica. Sin ella, los sistemas se vuelven redundantes y poco eficientes para los usuarios finales.
"La interoperabilidad hoy cumple un rol absolutamente central en la salud. Si los sistemas no se hablan entre sí, los datos se fragmentan y lo que se pierde es continuidad en la atención".
Kozak enfatiza que la desconexión entre plataformas clínicas puede tener un impacto directo en la calidad del servicio. La interoperabilidad, en este sentido, no es un elemento técnico secundario, sino un requisito básico para la atención médica.
"En salud, eso significa diagnósticos incompletos, exámenes repetidos y decisiones tomadas sin la información completa del paciente. La interoperabilidad es la base para construir un ecosistema donde cada institución pueda aportar y acceder a información confiable en tiempo real".

En Chile, la Ley de Interoperabilidad ha sido un avance decisivo, aunque no suficiente. El marco normativo requiere complementarse con estándares, plataformas y colaboración entre instituciones.
"En Chile, la Ley de Interoperabilidad fue un paso enorme porque estableció un marco que obliga a compartir información clínica de manera segura".
Este hito permitió fijar las reglas básicas para compartir información entre instituciones. Sin embargo, el impacto real dependerá de la capacidad de convertir la ley en acciones y en soluciones efectivas para los pacientes.
"Pero la ley por sí sola no resuelve el problema, necesitamos estándares, plataformas capaces de integrarse y, sobre todo, voluntad de los actores para trabajar colaborativamente. Cuando eso ocurre, los beneficios se notan de inmediato: menos burocracia, equipos clínicos con más herramientas para decidir y pacientes que experimentan un sistema de salud mucho más fluido".

La Ley de IA y su impacto en la salud
La Ley de IA en discusión puede convertirse en un marco habilitador si se diseña con visión de equilibrio entre innovación y regulación. El desafío es generar confianza sin bloquear la evolución tecnológica.
"La Ley de IA puede ser un catalizador para la salud, pero todo dependerá de cómo se implemente. Un marco regulatorio es necesario porque entrega certezas, define estándares y protege al paciente".


El ejecutivo resalta que contar con una regulación clara es clave para generar confianza en el uso de estas tecnologías. Sin embargo, advierte que la regulación debe equilibrar seguridad y flexibilidad para no frenar la innovación.
"Pero si es demasiado restrictivo corre el riesgo de entorpecer la innovación. Lo importante es que venga acompañado de incentivos, lineamientos claros y apoyo a las instituciones para que puedan adoptar estas tecnologías de manera segura".
Existen precedentes internacionales que muestran cómo la IA puede reducir la carga administrativa y mejorar la atención clínica en gran escala. Chile puede aprender de esas experiencias para ganar rapidez en la implementación.
"Lo positivo es que en otros países se han implementado soluciones de IA que, por ejemplo, automatizan la documentación clínica en tiempo real, reduciendo la carga administrativa y mejorando la comunicación médico-paciente en millones de atenciones".
Estos casos demuestran que la IA puede tener un impacto directo y tangible en la práctica médica cotidiana. El desafío para Chile es adaptar esas experiencias al contexto local y acelerar la adopción.
"Si Chile logra combinar regulación responsable con incentivos adecuados, podrá acelerar este tipo de aplicaciones y demostrar rápidamente el valor de la IA en liberar tiempo clínico, optimizar recursos y humanizar la atención".

Inteligencia artificial en hospitales: disrupción y eficiencia
La inteligencia artificial ya es una realidad en hospitales de todo el mundo y está mostrando resultados clínicos relevantes. La combinación entre IA e interoperabilidad es el camino hacia sistemas de salud más inteligentes.
"Sin duda la inteligencia artificial es una de las tecnologías más disruptivas de los últimos años, y en los hospitales ya está mostrando resultados concretos. Incluso hoy se utiliza en áreas muy avanzadas, como la detección temprana de cáncer o el análisis de imágenes médicas con gran precisión".

Kozak señala que los avances en el uso de IA ya no son teóricos ni experimentales. Están ocurriendo en la práctica clínica y con aplicaciones críticas para la salud de los pacientes.
"Eso demuestra su potencial clínico. En el caso de InterSystems, nuestro foco está en hacer posible que esa innovación funcione en la práctica: habilitar flujos de trabajo más ágiles, interoperar datos de distintas fuentes y asegurar que la información sea confiable y esté disponible en el momento correcto".
El valor no está en reemplazar a los profesionales, sino en potenciar su trabajo con más información y más tiempo para el paciente. De esta forma, la IA se convierte en una herramienta que mejora tanto la eficiencia operativa como la experiencia humana en los hospitales.
"Lo relevante es que la IA no reemplaza al profesional, sino que lo complementa. Un médico puede apoyarse en registros automáticos para tener más tiempo con el paciente, un hospital puede priorizar listas de espera según riesgo clínico y una red de salud puede coordinar mejor sus recursos a partir de datos integrados".
Este énfasis busca dejar claro que la IA es un complemento que multiplica las capacidades del sistema de salud. Al integrarse con datos interoperables, se convierte en un recurso para tomar mejores decisiones clínicas.
"Esa combinación entre interoperabilidad y analítica avanzada es lo que realmente hace que la IA se convierta en una tecnología transformadora para los hospitales y, sobre todo, para la experiencia del paciente".