La rápida evolución de la inteligencia artificial, el uso cada vez más amplio de chatbots y la creciente automatización de tareas han provocado una rápida transformación del mercado laboral.

Esto es un panorama que genera sentimientos encontrados: mientras algunas empresas y profesionales buscan aprovechar esta tendencia positiva creando nuevos modelos de negocio, productos y servicios basados en IA, otros se ven paralizados por el miedo, preguntándose si sus trabajos y organizaciones podrán sobrevivir a la nueva era.
El complejo escenario, sin embargo, parece un poco más optimista en América Latina. Un estudio reciente del Thomson Reuters Institute descubrió que el 56% de los encuestados en la región todavía expresan entusiasmo por el futuro de la inteligencia artificial, especialmente la IA generativa, en sus industrias, una cifra que supera significativamente el 27% de los encuestados a nivel mundial.

Para mantener esta transformación con confianza, las empresas y los directivos deben tener una mentalidad abierta que les permita ver el futuro de la IA como una ruta de aprendizaje, no como un destino final. En lugar de centrarse en los millones de empleos que se prevé que se eliminarán para 2030, los líderes y las organizaciones deberían enfocarse en los 170 millones de nuevos empleos que se prevé crear y las nuevas habilidades que requerirán, como señala informe del Foro Económico Mundial.
Para ello es necesario comprender que la IA no es un camino fijo; no se trata solo de ir del punto A al punto B de forma lineal y predecible. Cada día surgen nuevas herramientas e innovaciones que nos hacen comprender las innumerables posibilidades por explorar, como profesionales y como empresas, y esto es solo el principio.
Cómo abordar el cambio
Si por un lado la IA automatiza procesos y puede reemplazar tareas rutinarias, por el otro las actividades cotidianas aún requieren muchas habilidades exclusivamente humanas.
Las llamadas "soft skills”, tal como las conocemos, son el punto clave de esta ecuación. Normalmente definidas como habilidades no técnicas que ayudan a las personas a destacarse en el mercado laboral, marcan la diferencia humana que difícilmente desaparecerá. La investigación de Wiley señaló comunicación (34%), liderazgo (23%) y adaptabilidad (12%) como las tres principales habilidades blandas que serán más necesarias en el lugar de trabajo en la era de la IA.
Si bien la IA puede aumentar la eficiencia, no es capaz de crear conexiones significativas, y mucho menos de desarrollar el pensamiento crítico y resolución de problemas complejos. Aunque proporcione respuestas predefinidas a las preguntas más complicadas, depende de los humanos comparar los resultados de la IA con la realidad y pensar en nuevas soluciones. Creatividad e innovación también forman parte de esta lista. Si bien la IA puede generar contenido e ideas, la creatividad genuina y la capacidad de pensar de manera innovadora son diferenciadores humanos.
Colaboración y comunicación son otras habilidades irremplazables. La capacidad de trabajar en equipos multidisciplinarios, comunicar conceptos técnicos complejos a personas sin conocimiento y colaborar eficazmente con máquinas (habilidades de integración humano-tecnológica) son cruciales y no desaparecerán. Además, inteligencia emocional y empatía, que permiten comprender el contexto de negocio, saber escuchar y absorber las necesidades de los usuarios, permitiendo gestionar equipos y navegar en entornos de trabajo en constante cambio, siguen como capacidades inherentes al ser humano.

Ir más allá de lo técnico y comprender cómo la tecnología (especialmente la IA) puede generar valor para el negocio, identificar oportunidades e impulsar el crecimiento es otro punto crucial. La visión estratégica empresarial es donde debe centrarse el enfoque principal de los equipos. Mientras la IA se encarga de los procesos cotidianos, las personas están ocupadas pensando en puentes innovadores entre el presente y el futuro. Los profesionales también deben estar dispuestos a aprender nuevas herramientas, técnicas y conceptos de manera continua y rápidamente. La IA está en constante evolución, y el aprendizaje continuo es la mejor respuesta a esto.
Finalmente, la capacidad de discernir implicaciones éticas, morales y sociales sigue como una característica que solo los humanos pueden lograr. Los profesionales deberán garantizar que las soluciones se desarrollen y utilicen de forma responsable, lo que demuestra que la capacidad humana seguirá siendo crucial para gestionar y utilizar la IA de la mejor manera.

A pesar de tantos avances y del claro papel de la inteligencia artificial y la sabiduría humana, aún queda mucho por hacer, no solo en términos de tecnología, sino también en nuestras capacidades para garantizar la armonía entre ambas. Sin embargo, aprovechar los beneficios de esta unión requiere ver el vaso medio lleno, viendo los aspectos positivos de cada cambio. La transformación ya está en marcha y seguirá acelerándose, por lo que es importante trabajar para garantizar que nuestros equipos y empresas se adapten de la mejor manera posible a esta nueva realidad. Analice su organización, sus clientes y el mercado: ¿Está listo para adaptarse al uso de la IA en su negocio y en su vida diaria?
La única certeza que tenemos es que, tras absorber esta ola de nuevas herramientas de IA y la transformación en un mercado laboral cada vez más automatizado y moderno, surgirá una nueva ola, ya sea de la propia IA, de la computación cuántica o de otra tecnología que aún desconocemos. Para no perdernos en el camino y no perder oportunidades, necesitamos reforzar nuestras softs skills y las habilidades únicas que nos hacen humanos, pues son las que marcarán la diferencia en el posicionamiento de las empresas y profesionales en esta nueva era.
