El empleo ha dado un giro radical en los últimos años. Ante esto, el trabajo flexible – también llamado trabajo remoto – se alza como máximo exponente. Gracias a dicha modalidad las personas pueden articular sus horarios y tareas en función de su ubicación. Así, en la actualidad es una opción valorada por trabajadores y empresas por igual.
No obstante, algunas compañías aún enfrentan obstáculos a la hora de implementar el trabajo remoto. ¿Por qué? Por persistencia de ciertas creencias que generan desconfianza y afectan la forma en que se desarrolla la actividad de la compañía.

Rocío Robledo, Directora de WeWork Cono Sur, declaró al respecto:
"En un contexto donde las formas de trabajar están en constante evolución, es fundamental dejar atrás los preconceptos y entender que la flexibilidad bien implementada no solo mejora la calidad de vida de las personas, sino que también impulsa la productividad y la innovación puertas adentro de las organizaciones. En WeWork somos testigos del impacto positivo que esta tiene cuando se implementa de manera estratégica. Hoy, más que nunca, las personas valoran poder decidir cómo, cuándo y desde dónde trabajar. Sin embargo, eso no significa ausencia de estructura sino que implica repensar los entornos laborales en función de las necesidades reales de los equipos. El gran desafío de las organizaciones es pasar del control a la confianza, del presentismo a la gestión por objetivos, y del modelo único a la personalización. El futuro del trabajo no es remoto ni presencial sino que es humano, adaptable y flexible".

WeWork es una organización líder a nivel mundial en espacios flexibles de trabajo. La misma ahora identifica y estudia los mitos más frecuentes sobre el trabajo híbrido. Además, da recomendaciones para la articulación efectiva de este modelo. Pasemos a ver los mitos y sus análisis.
El trabajo flexible reduce la productividad
Varios creen que el trabajo remoto disminuye la productividad de los empleados. Se cree que al carecer de supervisión constante los empleados tienden a distraerse. Esta afirmación parte de una lógica de control en vez de resultados. En la actualidad, gracias a la tecnología y a una correcta gestión de objetivos, la productividad puede medirse más allá de la presencialidad.
El trabajo remoto debilita el trabajo en equipo y la cultura organizacional
Sin contar con un espacio físico de trabajo se presume que los vínculos entre los miembros del equipo se deterioran y la colaboración se vuelve menos efectiva. Ahora bien, la falta de estrategias adecuadas de comunicación y conexión es lo que de verdad pone en riesgo la dinámica grupal. La distancia física omite suponer una barrera.

Y la cuestión va más allá de lo tecnológico. Es importante cultivar una cultura de equipo sólida que establezca rituales compartidos, genere espacios de encuentro –presenciales o virtuales–, fomente la transparencia y promueva el liderazgo cercano.
La flexibilidad aumenta el estrés y la carga de trabajo
Hay una percepción errónea de que el trabajo híbrido genera jornadas de trabajo más largas, lo cual lleva a mayor agotamiento. En realidad, esto puede suceder ante la falta de una gestión clara del tiempo y las expectativas.

Cuando la flexibilidad se aplica de forma responsable y con políticas claras, permite a los colaboradores organizar su rutina de acuerdo a sus necesidades, equilibrar mejor sus roles personales y laborales, y evitar tiempos muertos como los traslados. Lo anterior, lejos de aumentar el estrés, puede reducirlo.
Para ello, es esencial el rol de las empresas y sus directivos en lo siguiente: establecer horarios de contacto razonables, promover pausas activas, brindar herramientas para la autogestión del tiempo y capacitar a los líderes para que acompañen. Así, la flexibilidad se convierte en una aliada del bienestar, en lugar de una fuente adicional de presión.
Todos los empleados prefieren el trabajo remoto
Un malentendido radica en asumir que todos los colaboradores desean trabajar de forma remota. Sin embargo, las preferencias laborales varían según cada perfil, el tipo de tarea, la etapa de vida y las necesidades individuales de cada persona.

Imponer un único esquema —ya sea 100% remoto o presencial— puede ser tan contraproducente como no ofrecer ninguna opción. Lo que de verdad valoran los empleados es la posibilidad de elegir – dentro de ciertos marcos – el formato que mejor se adapte a su rutina y estilo de trabajo.
Información vía comunicado de prensa