En 2025 el ataque cibernético a una empresa no es novedad ni algo llamativo. Los hackers digitales mejoran constantemente sus técnicas para atravesar el entramado de seguridad de las organizaciones.
Tal como una falla eléctrica puede dejar en penumbras a toda una ciudad, el robo de datos digitales deja al descubierto la fragilidad de un negocio, y por ende, la evidencia de que no se ha trabajado en la ciberseguridad operativa, pilar fundamental para la eficiencia y sostenibilidad de toda empresa.

Este proceso de seguridad digital se aboca a la protección de los sistemas defensores de infraestructura crítica, tales como los hay en la industria de la energía, transporte o manufacturas. Todos estos sectores empresariales necesitan gestionar y ordenar la gran cantidad de datos que utilizan día a día, para así poder tomar decisiones tecnológicas de manera informada.
Es difícil medir el grado de digitalización en que se ha sumido el mundo, y la mejor forma de dimensionarlo es conociendo que hemos pasado de 2 billones de dispositivos conectados a 75 billones en los últimos 19 años.

Sin embargo, ¿tal cantidad de datos dando vueltas crean valor a las empresas? Allí es cuando entra en acción la ciberseguridad operativa, cuya función es dotar de coherencia a un entorno organizado y eficiente, desechando la basura digital.
Además, es primordial para garantizar la resiliencia y sostenibilidad de las operaciones productivas. Un ciberataque no solo puede desplomar el sistema digital de una empresa, sino que además ocasionar daños medioambientales catastróficos, ya sea afectando los servicios de agua, energía, alimentos o transportes.

Así es como la ciberseguridad operativa resulta crucial para todo negocio sostenible, ya que protege las operaciones y sistemas críticos de una organización contra crímenes digitales, y al mismo tiempo, acredita un consumo eficiente de energía. Así, se da un paso más en la búsqueda de estar protegidos cibernéticamente y de la mano con un futuro más sintonizado con el medioambiente.
Según cifras de Schneider Electric, los dispositivos en línea llegarán a los 75.4 mil millones este 2025, lo que aumenta las posibilidades de ciberataques. Cabe consignar que entre el 60% y el 73% de los datos generados a raíz de estos dispositivos no están siendo utilizados, lo que además de ser una pérdida de recursos, implica mayor vulnerabilidad ante el crimen cibernético.

En la actualidad los grupos cibercriminales no solo desean robar nuestros datos, pues también hallaron la forma de secuestrar la información al punto de paralizar las operaciones de un usuario digital. Estos son los ataques de ransomware, que tienen el poder de detener toda la operación de una empresa, y ocurren cada 11 segundos. Sí, ya se han concretado varios de estos cibercrímenes desde que empezaste a leer esta columna.
Esta situación de vulnerabilidad operacional impacta en la reputación y confianza que depositan los clientes en nuestro negocio. Por eso, la protección de los sistemas digitales se convierte en el sostén de la sostenibilidad organizacional. En consecuencia, resulta esencial reforzar el vínculo entre ambas áreas.
